Colombia
inicia una guerra contra las bebidas azucaradas
Por: Andrés. F.
Corredor / Universidad Central de Colombia
Las bebidas con altos
niveles de azúcar, como gaseosas, de tipo energético y los jugos procesados
tienen los días contados en Colombia, todo comenzó a mediados del año 2015,
cuando se anunció públicamente que dichas bebidas pagarían un impuesto, para
así cubrir el déficit en el sector de la salud que aún presenta el país.
Con esta medida,
Colombia se suma a México, Noruega, Chile y El Salvador como los países que le
pusieron un alto a dichas bebidas, pero más que a las bebidas, empezaron una
ardua lucha contra la obesidad, que es uno de los grandes problemas mundiales
en el siglo XXI. Sólo en Colombia, se estima que al día, 1 de cada 5 personas
consume al menos 1 bebida con altos contenidos de azúcar para acompañar una de
las 3 comidas.
Estas cifras son
preocupantes, teniendo en cuenta que las calorías que aportan estas bebidas pueden
conducir a los problemas de obesidad, que después se pueden en transformar en
enfermedades serias, incluyendo la diabetes tipo 2 y los problemas
cardiovasculares.
La obesidad es uno de los temas que más preocupa a los
gobiernos del mundo; esta ha crecido de manera colosal por todo el globo, a tal
punto que se estima que al menos el 13% de los adultos en el mundo la padecen
(en números son al menos 600 millones de personas), cifras alarmantes, que
reflejan la mala alimentación de las personas en el mundo, sumándole a esto la
poca práctica y promoción del ejercicio.
En los últimos días, en
Colombia se realizó una reunión de la ANDI (asociación nacional de empresarios
de Colombia), donde se acordó que se dejarían de vender bebidas con altos
contenidos de azúcar a menores de 12 años en los colegios públicos y privados
del país; esto quiere decir, que al menos los niños de las escuelas primarias
se quitarían de encima tales bebidas, que tienen un bajo contenido proteico y
nutricional.
Al
menos 7 empresas firmaron dicho acuerdo, entre las que se puede destacar a
Postobón, Coca- Cola y PepsiCo, siendo la primera una de las marcas más
importantes del país; dichas empresas buscan solucionar 5 puntos
clave:
El primero es la
reducción de los índices de obesidad en Colombia, ya que, según estudios, el
17.5% de los niños y jóvenes entre 5 y 17 años del país tiene al menos 1 kilo
de más. Esto sin tener en cuenta a la población adulta.
Además de esto, se
acordó que las etiquetas de las bebidas que sí podrán ser comercializadas, como
el agua embotellada y las bebidas a base de cereal deben tener unas
características de fácil lectura para el consumidor. Este hecho marcará un hito
en Colombia, ya que el comprador promedio no se toma la molestia de leer qué
está llevando a su mesa.
Otro punto tratado es
el de la publicidad, estas empresas acordaron no presentar comerciales de
dichas bebidas a la población antes nombrada, a la que se procurará de ahora en
adelante promoverle el consumo masivo de agua, jugos naturales y bebidas a base
de malta, productos que se seguirán vendiendo en las instituciones educativas
del país.
Esta reducción de la
publicidad en Colombia contrasta con otra noticia importante, Pepsi, el
competidor directo por décadas (por no decir que desde su creación) de Coca-
Cola, ahora sólo representa el 25% de las utilidades de la marca con el mismo
nombre, donde el otro 75% se reparte en bebidas sin alto contenido de azúcar y,
desafortunadamente, los snacks, que siguen siendo otro problema para combatir a
la obesidad en el mundo.
El cuarto punto también
abarca la publicidad de los productos tratados anteriormente; en este caso
uniéndose con una fuerte campaña para promover los buenos hábitos en la
alimentación del pueblo colombiano, haciendo énfasis en su público joven.
El último aspecto se
basa en crear una nueva variedad de empaques y presentaciones para dichos
productos, que sean acorde a las necesidades del consumidor, tanto en valor
monetario como en valor nutricional.
Esta decisión es muy
importante, no sólo para Colombia y los países que ya habían tomado cartas en
el asunto, el hecho de ponerle freno de mano a las bebidas con excesivo
contenido de azúcar es un paso gigante, para combatir no sólo problemas de
obesidad, si no de amainar otras enfermedades causadas por el consumo de
comidas y bebidas con altos valores calóricos.
La vida sana es el
futuro (aunque siempre debió ser el presente) para la humanidad, que ve
reducida radicalmente su expectativa de vida por el simple hecho de estarse
alimentando mal y de no practicar actividades asociadas al ejercicio al menos 2
veces por semana.
Esto marca un hito en
el mundo; después de mucho, los gobiernos se están dando cuenta los problemas
de producción y de salud que arrastra una enfermedad como la obesidad, que sólo
con buenas prácticas, tanto de ejercicio como de alimentación, puede ser reducida
a niveles mínimos en el mundo.
Bibliografía:
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